lunes, 16 de agosto de 2010

La amistad con Dios

Crecimiento II
Clase I

LA AMISTAD CON DIOS

META: Enseñarles un nuevo enfoque de la gracia que hay en la confesión y la comunión, y cómo mantener su vida cristiana.
En la clase pasada veíamos cómo nuestro enemigo Satanás trabaja o engaña a los cristianos, NULIFICANDOLOS; veíamos que una forma práctica para resistirle era preparándose a ser tentados en nuestras debilidades, aprendiendo citas que se relacionen con esas debilidades, para defendernos.

A.- LA GRACIA.

Antes de recibir el Bautismo en el Espíritu caíamos tan frecuentemente en pecado, que nos volvimos indiferentes; estábamos muertos, nos hicimos ESCLAVOS DEL PECADO. Cuando Cristo vino a nuestras vidas, nos limpio de toda maldad y nos liberó del pecado. “Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu que da la vida en Cristo Jesús te libero del pecado y de la muerte.” (Rom. 8:1-2) dando nueva vida a nuestro espíritu por medio de la Gracia “Pues el pecado no dominara ya sobre vosotros, ya que no estáis bajo la ley si no bajo la Gracia” (Rom.6: 14)
Una de las primeras cosas que nos suceden cuando somos dirigidos por el Espíritu Santo, es que nuestras conciencias se vuelven "sensitivas" y percibimos lo que es de Dios, lo que le agrada, y
lo que es malo; por eso algunas cosas que antes hacíamos sin que nos parecieran malas, ahora por la luz del Espíritu, entendemos o presentimos que no son buenas. A esto es lo que podemos llamar la Gracia de Dios: es la presencia de Dios en nosotros cuando nos mantenemos en comunión con El, es que el velo ha sido quitado de nuestros ojos, y distinguimos lo que Dios pide “Y cuando se convierta al Señor caerá el velo. Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad.” (2 Cor 3:16-17)
Nuestra vieja naturaleza sólo tenía la ley para conocer la voluntad de Dios. Al recibir el Bautismo en el Espíritu Santo, la Gracia de Dios aumenta en nosotros y puede guiamos.
Mientras nos mantengamos obedientes, no estaremos bajo la ley, sino será por medio de la Gracia Divina, que, obedeciendo la ley fácilmente, nos mantendremos en amistad con Dios.

B.- LAS DESVIACIONES.

Cuando somos dirigidos por el Espíritu santo es cuando vamos por el mejor camino, pero hay varias formas de desviarse y equivocar ese camino.
Cuando Dios nos da una orden o una inspiración en nuestra vida, (ya sea por enseñanza, la Biblia, o en una palabra directa), y nos negamos a obedecer, estamos cerrando el canal de la Gracia, diciendo NO a Dios y rompiendo así nuestra relación con El, “Aquel, pues, que sabe hacer el bien y no lo hace comete pecado” (Sant. 4: 17) quedando de nuevo sometidos únicamente a la ley “Porque quien observa toda la ley, pero falta en un solo precepto, se hace reo de todos. Pues el que dijo: no adulteres, dijo también: no mates. Si no adulteras, pero matas, eres transgresor de la ley.” (Sant. 2: 10-11). Otra forma de caer es cediendo a las tentaciones que Satanás pone en el camino, y de nuevo rompemos por nuestra voluntad el canal de la gracia de Dios “el deseo concibe y da a luz al pecado; el pecado crece y, al final, engendra la muerte.” (Sant. 1:15)
A veces cometemos pequeñas faltas, que sin privarnos de la gracia, no permiten que avancemos, son como topes o baches en el camino de Dios, y nos producen tibieza, cuyos síntomas son:
a) Disminuir o evitar nuestros deberes como cristianos
b) Hacer de mala gana las cosas referente a Dios
c) Pensar sólo en nosotros mismos y en nuestras comodidades
d) Tener conversaciones ociosas y vanas
e) No evitar caer en pecadillos
f) Obrar por motivos humanos
En cualquiera de estos casos, no seremos forzados a volver al buen camino, Dios nos dejará caminar en "nuestra voluntad" hasta que veamos que no podemos solos. Dios nos ama, y dejará que suframos las consecuencias de nuestra rebeldía a fin de que decidamos NO PECAR MAS, no ir por otros caminos, en contra de su voluntad. “Tal vez hayan olvidado la palabra de consuelo que la sabiduría les dirige como hijos: Hijo, no te pongas triste porque el Señor te corrige, no te desanimes cuando te reprenda; pues el Señor corrige al que ama y castiga al que recibe como hijo. Ustedes sufren, pero es para su bien, y Dios los trata como a hijos: A que hijo no lo corrige su padre?. Si no conocieran la corrección, que ha sido la suerte de todos, serian bastardos y no hijos. Ademas, cuando nuestros padres según la carne nos corregían, los respetábamos. No deberíamos someternos con mayor razón al Padre de los espíritus para tener vida?. Nuestros padres nos corregían sin ver mas allá de la vida presente, tan corta, mientras que El mira a lo que nos ayudara a participar de su propia santidad. Ninguna correcciones alegra en el momento, más bien duele; pero con el tiempo, si nos dejamos instruir, traerá frutos de paz y santidad.” (Heb. 12:5-11)

C.- LA CONFESION.

La forma de restablecer nuevamente la comunicación con Dios, será el arrepentimiento y la confesión de nuestra falla.
La Gracia Divina se nos comunica muy especialmente por los sacramentos pero al seguir los ritos exteriores sin un compromiso interior, no nos comunica la vida divina. La confesión tendrá valor, en relación al arrepentimiento que tengamos de haber pecado, la sinceridad es el punto clave. Al confesar nuestro pecado, renunciamos a él y tendremos que negamos hacerlo más, tendremos que acostumbramos a decir NO al pecado.
No llegues al sacerdote y confieses aquel pecado que no estás dispuesto a abandonar, pues no solo te engañas a ti mismo, sino que ofendes a Dios por la falta de sinceridad de tu confesión; aún cuando te falten fuerzas, por la gracia de la confesión recibes la fuerza de Dios para resistir, si confiesas sinceramente tu debilidad, siempre y cuando quieras renunciar a seguir pecando.
Hay algunas faltas de la que además tendrás que retractarte con la persona dañada (Ejem: mentiras, insultos, robo, violencia, etc.) con un espíritu de humildad, valentía y amor a Dios. La confesión es el medio de comprometerse ante Dios y ante el sacerdote, (Cristo) a renunciar a tus pecados y a tratar de llevar una vida santa. Mientras mayor sea el tiempo que te mantengas limpio, tu vida estará más próxima a la perfección cristiana.

D.- LA COMUNION.

La Eucaristía es la presencia sacramental de Cristo. Si la recibimos con Fe, por medio de ella, se profundiza y se lava nuestra vida. Es el medio puesto por Dios, para que tengamos un encuentro personal con CRISTO: la comunión sin un compromiso interior, no nos dará la vida de Cristo. Piensa que al recibir al Señor, recibes su vida. ¿Por qué entonces vives contrariamente a lo que recibes? “Fíjense bien; cada vez que coman de este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto, el que come el pan y bebe la copa del Señor indignamente peca contra el cuerpo y la sangre del Señor. Cada uno, pues, examine su conciencia y luego podrá comer el pan y beber la copa.” (1 Cor 11:26-28).
COMUNIÓN EXTERIOR rito superficial, frialdad, aridez, rutina.
COMUNIÓN INTRERIOR compromiso activo, frutos, gozo, seguridad, vida “Yo soy el pan de vida. El que viene a mi nunca tendrá hambre y el que cree en mi nunca tendrá sed” (Jn.6:35) “El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el ultimo día” (Jn.6:54).
El peligro de comulgar "por rutina", es que tiene por resultado una frialdad tal que parece que se toma Pan y no el cuerpo de Cristo, ya que la actitud es la misma que cuando se toma un pan de cocina “El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo” (1 Cor 11:29).
La comunión es también el medio por el cuál Jesús nos limpia de todas nuestras pequeñas faltas, y es otra forma de recobrar o adquirir la gracia por la cual podremos superar esas faltas, es la ocasión de comprometemos con Jesús a vivir conforme a su palabra, y mientras más frecuentemente es, (diario) menos probabilidad tenemos de caer y desmayar, si en cada comunión nos comprometemos en un nuevo aspecto de nuestra vida, reconociendo lo que nos estorba y lo que nos falta, cada vez nos transformaríamos más en Cristo.
SOLAMENTE CON UNA COMUNION ACTIVA, PODREMOS SER CRISTIANOS VICTORIOSOS.
El pan no actúa, nuestro cuerpo transforma el pan y lo asimila y lo hace cosa suya, por el contrario Cristo actúa y al comerlo a Él es Él quien nos transforma y nos hace cosa suya. Por esto necesitamos la Fe, saber que Cristo está en el pan, que tomamos su Cuerpo, que es El quien entra en nuestra vida espiritual. El sacramento de la Eucaristía es algo visible y material, pero comunica la VIDA INVICIBLE ESPIRITUAL; si estamos muertos espiritualmente, no será más que un alimento a nuestro cuerpo mortal.
Cuando te acerques al altar a comulgar, piensa en El, no te busques a tí mismo, entrégate a El, TEN COMUNION CON EL. Que tu cara y tu actitud demuestre la alegría de saber que Cristo. Está en tí.

CONCLUSION DE LA CLASE.

GRACIA: Es la vida de Dios en nosotros, lo que permite que Dios nos guíe.
REBELDIA: Es la desobediencia a su voluntad, desviándonos del camino.
CONFESION: La forma de aumentar la gracia, obtener el perdón y evitar el castigo.
COMUNION: Cristo en nosotros, medio de gracia, vida y fuerza espiritual.

MEMORIZAR: Sant. 4:17, Heb. 12:7, Proverbios 28:13, Juan 6:35.

TAREA: Ofrecer una comunión a la semana por alguna necesidad, o por alguna persona, que nos parezca que está actuando mal (aún dentro de la comunidad).

CITA LEMA: No recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace exclamar:,¡ABBA, PADRE! (Rom.8:15)