domingo, 5 de diciembre de 2010

Los enemigos de la comunidad.

Crecimiento II
Clase III

Los enemigos de la comunidad.

META: Mostrar cuáles son los factores de división en una comunidad y cómo no participar en éstos, logrando la unión por el amor.

En las clases anteriores vimos cómo a través de la amistad, de la unión y del amor con nuestros hermanos en la fe, o sea a través de la comunidad, es como Dios puede guiamos como un pueblo, y es también como podemos mejor servirle y dar testimonio al mundo del amor de Dios.
Pero también sabemos que nuestro enemigo, Satanás, no se queda indiferente donde la obra del Espíritu Santo está teniendo algún fruto, y que además tratará por todos los medios de estropear o destruir la obra de Dios, y su mejor estrategia es la división. Jesús ha dicho "Todo reino dividido en dos bandos está perdido, y toda ciudad o familia dividida no podrá subsistir”.(Mat. 12:25)
Si Satanás puede lograr la división interna en una comunidad, ésta se destruye sola, y ésto no es muy difícil de lograr, ya que él se vale de las debilidades humanas como son: hablar a la ligera, juzgar, dejamos llevar por los chismes, hacer caso de murmuraciones, etc.
Debemos ser conscientes, pues, de cuáles son algunos de éstos instrumentos de división de nuestro adversario, para no hacernos cómplices, por ignorancia, de sus planes destructivos, y contribuir a la división en la comunidad.
Revisemos cuáles son algunos de éstos instrumentos de división, y recapacitemos en la forma en que se presentan, y el daño que nos hacen:

A) Las Criticas: Es a través de éstas, que las personas, en lugar de fijarse en Jesús, se detienen a fijarse en las personas como humanos. Casi siempre, esta crítica se hace secretamente, dando lugar a las murmuraciones. No sólo se causa daño a las personas que escucharon, sino que además la persona criticada no se entera (al menos directamente) de la causa o motivo de esta crítica, con la cuál se hace daño, ya que no podrá corregir su error (o lo hará demasiado tarde), además de que habremos ya predispuesto en su contra a aquellas que nos han oído esas críticas, y que posiblemente nunca tengan oportunidad de conocer el fondo de lo que están criticando.
Debemos parar las murmuraciones y las criticas, ya que éstas son como el cemento que construye las paredes que nos dividen; Los chismes y las murmuraciones rompen las relaciones entre hermanos, y una Buena forma de permitir de que esto suceda es no haciéndonos cómplices escuchándolos o propiciándolos, más bien, si un hermano a cometido alguna falta (contra ti, contra otro, o con tu comunidad) debemos orar pidiendo a Dios amor, y hablar con él o ella a solas “Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo una o dos personas más, de modo que el caso se decida por la palabra de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea. Si tampoco escucha a la iglesia, considéralo como un pagano o un publicano.” (Mt.18: 15-17)
Cristo dijo: "ve a verlo a él" no a tus vecinos o a tus amigos, debemos procurar por todos los medios ganar al hermano por el amor y no perderlo por la crítica.

B) Las Mentiras y los falsos testimonios. A través de las mentiras, las exageraciones, las adulteraciones, etc. se reciben daños muy grandes en una comunidad, ya que degeneran en difamaciones y falsos testimonios. “Esto es lo que deben hacer: Díganse la verdad unos a otros, y cuando juzguen, pronuncien sentencias justas; no anden pensando cómo perjudicar a otro; no sean amigos de jurar en falso. Porque éstas son las cosas que aborrezco, dice Yavé” (Zac. 8: 16-17)
El exagerar una verdad, pueden ser tan perjudicial como el mentir, sobre todo cuando esto causa un daño directo a algún hermano.
Santiago 3:2 “y todos tenemos nuestras fallas. El que no peca en palabras es un hombre perfecto de verdad, pues es capaz de dominar toda su persona”. Nos dice que si controlamos nuestra lengua seremos capaces de controlamos totalmente y .. “Así también la lengua es algo pequeño, pero puede mucho; vean cómo una llama devora bosques. La lengua es un fuego, y es un mundo de maldad; rige nuestro organismo y mancha a toda la persona: el fuego del infierno se mete en ella y lo transmite a toda nuestra vida. Animales salvajes y pájaros, reptiles y animales marinos de toda clase han sido y de hecho son dominados por la raza humana. Pero nadie ha sido capaz de dominar la lengua. Es un azote que no se puede detener, un derrame de veneno mortal. Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios. De la misma boca salen la bendición y la maldición.” Sant.3:5-10 habla de cómo pecamos con la lengua y de cómo ésta, aún siendo tan pequeña, puede hacer mucho daño; por lo tanto, si conocemos el daño que podemos hacer hablando de más, hablando malo mintiendo, no nos prestemos a la división que por nuestra boca podemos originar y más bien tratemos de que nuestra vida sea luz, y esta luz consiste en caminar en toda verdad “Si alguien piensa que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de tropiezo. En cambio, quien odia a su hermano está en las tinieblas y camina en tinieblas; y no sabe adónde va, pues las tinieblas lo han cegado.” (1 Jn. 2:9-11) y en amor a los hermanos aunque en ocasiones nos sea muy dificil, (nunca imposible). Es hablar y actuar siempre con la verdad. “Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo.” (Ef. 4:25)

C) El Juzgar a los demás: Puede encerrar soberbia o envidia y cuando juzgamos a una persona, nos sentimos superiores a ella. También, la mayoría de las veces, los juicios se hacen muy a la ligera, sin conocer a fondo a las personas o la causa de su actitud, por eso con la idea que nos hemos formado de una persona a través de un juicio, nos cerramos a recibir cualquier gracia que Dios nos manda a través de esta persona, de manera que no encontraremos nada bueno en ella y solamente veremos todo lo malo. Muchas veces hacemos un juicio de alguna persona, y no nos damos cuenta de que hacemos lo mismo que estamos juzgando y que Dios, nos juzgará con la misma severidad con que nosotros juzguemos al hermano “No juzguen a los demás y no serán juzgados ustedes. Porque de la misma manera que ustedes juzguen, así serán juzgados, y la misma medida que ustedes usen para los demás, será usada para ustedes. ¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, ¿y no te das cuenta del tronco que hay en el tuyo? ¿Y dices a tu hermano: Déjame sacarte esa pelusa del ojo, teniendo tú un tronco en el tuyo? Hipócrita, saca primero el tronco que tienes en tu ojo y así verás mejor para sacar la pelusa del ojo de tu hermano.” (Mt. 7:1-5), “Entonces tú, ¿por qué criticas a tu hermano? O ¿por qué lo desprecias? Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios. Está escrito: Juro por mí mismo, palabra del Señor, que toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua confesará la verdad ante Dios. Quede bien claro que cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de sí mismo. Dejemos, pues, de juzgarnos los unos a los otros. Examinémonos, más bien, no sea que pongamos delante de nuestro hermano algo que lo haga tropezar.” (Rom. 14:10-13), “Por lo tanto, amigo mío, si eres capaz de juzgar, ya no tienes disculpa. Te condenas a ti mismo cuando juzgas a los demás, pues tú haces lo que estás condenando.” (Rom.2:1)
Aceptando a nuestros hermanos como están, es decir, pensando que el Señor los cambiará y los mejorará después, abrimos el canal de amor de Cristo y ponemos en nuestro corazón la seguridad de que nuestro hermano está transformándose por el poder de Dios.

D) El Rencor o los Resentimientos, son causas, en ocasiones, de que nuestras asambleas o reuniones de oración se sientan a veces frías y áridas, ya que si cada uno de nosotros guarda un pequeño rencor o resentimiento hacia algún hermano, nuestra ofrenda de alabanza no puede ser sincera y limpia, porque el Cuerpo está dañado en varios de sus miembros. En otras ocasiones nos quedamos esperando que, aún y cuando nosotros tengamos la culpa, sea nuestro hermano el que venga primero a pedimos perdón y recurrimos al "orgullo propio", sin acordamos de que Dios tomo la iniciativa de perdonamos, mucho antes de que se lo pidiéramos y de que al rezar el
"Padre nuestro" nos comprometemos a perdonar, para que El nos perdone. “y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mt.6:12)
Otra causa del rencor es que a veces hemos perdonado de palabra, pero en nuestra mente, seguimos recordando las causas de la ofensa. Una forma de no guardar rencor, es mantenemos en comunión con la fuente del perdón y del amor, Dios Padre, y estar dispuestos, con firme voluntad, a perdonar a todos los que nos ofenden o lastimen, sin poner condiciones o límites a ése perdón, y al perdonar, olvidar, como Dios olvida nuestros pecados y no nos recrimina. “Entonces Pedro se acercó con esta pregunta: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas de mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contestó: «No te digo siete, sino setenta y siete veces.»”(Mt.18:21-22).

E) No Darnos a Nuestros Hermanos, no sacrificamos por nuestros hermanos, no servirles, no prestarles ayuda o ser ayudados, separarnos por grupos, todo esto, en la vida de comunidad, representa división, ya que la comunidad funciona como un cuerpo en el que todos los miembros son necesarios y todos tienen un servicio especial y se ayudan unos a otros. Cuando un miembro no trabaja, los demás tendrán que suplir, en cuanto esté a su alcance, o sufrir la falta de este miembro.
Estamos llamados a ser uno, como el Padre y Jesús son uno “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.” (Jn. 17:21) y esto significa que debemos complementamos unos con otros, y esto solo se logrará por medio del amor de Dios derramándose en los corazones de todos sus hijos para que todos como hermanos no vivamos para nosotros mismos sino para los demás.
Podemos resumir, que todo aquello que cause división dentro de uno comunidad cristiana, deberá ser quitada a tiempo, es como un cáncer, que si se detecta a tiempo y se trata, ya no tendrá peligro, pero si se le ignora o no se ataca es mortal.
Así pues, los juicios, críticas, chismes, murmuraciones, etc. considerémoslos como armas de destrucción y división muy peligrosas. Con nuestro ejemplo, debemos mostrar a los demás cuál es el mejor medio de desechar estos daños, siempre por medio del amor. Dispuestos al perdón, aceptando al hermano como esta llegaremos a la perfecta unión en Cristo.

Si suprimimos: Divisiones, juicios, criticas, mentiras, rencores, egoismos. Mediante amor y perdon lograremos amor en Cristo,frutos del espiritu, paz, buen testimonio Cristiano, compromiso, gozo, servicio, sacrificio.

Memorizar: Rom. 2:1, 1 Jn. 4:20-21, Zac. 8:16-17

Tarea: Proponemos no participar en criticas durante esta semana.

Cita lema: No juzguéis y no seréis juzgados (Mt. 7:1)

1 comentario:

  1. Bendiciones, les visito de El Salvador, desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
    MI TESTIMONIO PARA LA GLORIA DE DIOS

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